LA MEMORIA Y YO

Tener una memoria fotográfica es buena solo para los fotógrafos.

Una de las características de las que siempre voy a estar orgullosa y al mismo tiempo temerosa es de mi memoria, tengo la capacidad de guardar fechas y momentos con una exactitud asombrosa, a veces hasta recuerdo que ropa llevaba puesta aquella persona, o aquella otra, pero les puedo asegurar que siempre voy a recordar que canción sonaba en ese momento, ¡claro si la conozco! o si la busque después del evento y ahora con mis amigos spotify y shazam mi memoria musical es aún más prodigiosa y no se imaginan cuantos litros de lágrimas han salido de mi gracias a mi oído y mi amor por las melodías.

En fin, ayer en la noche tuve una salida que no estaba esperando con la poca suerte que me acompaña estos días me gané un par de entradas para un evento, algo a lo que había querido ir y por fortuna esta vez el show no fue secreto, en esta ocasión si informaron quienes se iban a presentar y por cosas de la vida el fin de semana me los había perdido.

Después de asegurar las entradas estaba consciente que iba a ir sola como a todos los eventos a los que he asistido últimamente, pero después de meditarlo en mi paseo en bicicleta por toda la ciudad y consultarlo con la almohada un par de veces resolví invitar a este personaje con la plena seguridad de que me iba a decir que ¡NO! pero para mi sorpresa aceptó. Claro que previamente hubo un par de peros, nada que no se pudiera solucionar (pensé en ese momento, sigo siendo optimista), y sí, se solucionaron.

Llegó la fecha y pese a que lleve el día de modo que no se me pasara nada, se me hiciera tarde y todos los imprevistos que me ocurren ¡pasó todo!!!

No lograba ponerme de acuerdo en que vestir (¡tenía tres outfits listos!!!), se me hizo tarde, salí a tomar transporte y el autobús no pasaba, solicité un uber y nada tomo mi servicio ¡todo mal!, no se quieren imaginar mi ansiedad y mi estrés, finalmente llegué a tiempo ¡yei!

Ahora esperar que mí invitado estrella llegara y mientras esperaba estaba a punto de comerme las uñas, me temblaba el cuerpo horrible y el estómago me dolía horrible, entré al baño, revisé que todo estuviera bien; maquillaje en su punto, vestido en perfecto estado, los rulitos que me hice peinados, todo en orden.  Sonó el teléfono y sentí que me iba a desmayar, del otro lado de la línea el personaje en cuestión me informaba que había llegado y las piernas me temblaban como si nunca lo hubiera visto, como si nunca hubiera pasado nada cuando ha pasado todo (claro menos lo que quisiera).

El caso, fui a su encuentro y ahí estaba él, como siempre guapo, elegante, su barba, sus ojos y cuando me saludo, ¡Dios, huele tan bien!

El resto de la noche la conservo para mi memoria fotográfica, para cuando ya no me quiera responder los mensajes, para cuando ya no haga parte de vida, para unirla con la fecha que me trajo a mi encabezado. Se acuerdan que hable de mi memoria, bueno el jueves 11 de diciembre de 2014 me moría por besarlo, anoche no fue la excepción. En esa ocasión me detuvo el amor que le profesaba a la mujer de su vida y anoche un celular y mi miedo a ser rechazada.

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